lunes, diciembre 24, 2007

¿Yo?

Vivir a través de un otro... a través de un dios, de una pareja, de un amigo... a través de mi reflejo en la mirada de alguien más, en la mente de alguien más.
Vacío en la ausencia y, sin embargo, la imposibilidad de la ausencia.
¿Por qué siento melancolía? Porque estoy enamorada de la vida, porque ansio tenerlo todo, porque siento nostalgia por no poder tener absolutamente todo en un presente inexistente, en el que el presente no es más que una mezcla entre el pasado y el futuro.
¿Qué me conecta a este mundo dándome un sentido de continuidad? ¿Por qué temo no existir? ¿Por qué temo desaparecer? Hay tantas cosas que no puedo dejar ir, siento que si las dejo ir me desvaneceré en este mundo en el que somos más nada que un todo.
¿Te extraño o te necesito para recordarme que sigo existiendo?
¿Te amo o será que llenas un vacío en mi?
¿Existes o será que sólo existo yo?
Diana

jueves, noviembre 22, 2007

LoSt...

Feeling blue, feeling lonely...
I open my eyes hoping this day to be exciting and happy...
I found myself alone at home having nothing to do, waiting to talk to you, waiting to find some joy in hearing your voice and remembering that you're still there.
Everything seems great, you tell me what you've been up to and I feel so happy for you.
It's my turn to tell you my recently created fantasies, dreams, worries and stories. I so wanted to share them with you, I would love it if you were also excited to listen to them.
Suddenly I found that damn empty mirror in front of me and I realize the miles of distance between us and how lonely I feel every time I talk to you, you could be right next to me and I'd still be feeling lonely.
What for me seems amazing about life, for you is just a bunch of trivial things that could be turned into a joke in any moment. I so need to feel real, to feel like my life is real and unfortunatedly I would need you to actually care, but your not taking things seriously just makes me feel completely alone and unreal.
I shouldn't wonder why silence invades the room every time we are together, when I feel my life is nothing but a series of unreal events to you. I can't help feeling further and further away from you. I feel like I'm closing doors to you again, but I can't help it when I start feeling like I need to protect myself from you again. If you want to be in my world, you need to believe in it first. And the problem is I really don't think you will ever open your heart to it. You said you didn't want to be in a war against me, but paradoxically, silence, evasion and distance have placed us in the battlefield we were running away from.

sábado, noviembre 03, 2007

Needing a Mirror...

Sorry for needing you to be my mirror.
Sorry, but I need your eyes telling me that this is real. I need an answer to each one of my love words. I need to find your arms every time I lean towards you. I really need to know that there's someone else but me, that I have the possibility of living outside me. But as long as I found an empty mirror in front of me, there's no way out of this other side of it. There is no relationsihip if all I can see is me and my feelings; but no one on the other side, no feelings, no words, no connection. It's empty, it's lonely, it's deadly silent.
What you are asking of me it's impossible since you keep on trying to be invisible. You won't find me until you are ready to be a reflection.
Diana

miércoles, octubre 24, 2007

Espero dormida el día en que la noche me traiga de vuelta aquella estrella cuya luz me despierta de mi sueño, detiene mi respiración por un segundo, acelera los latidos de mi corazón y llena mi cuerpo de ese calor indescriptible.
Diana

viernes, septiembre 28, 2007

Emprende el vuelo en busca de tus sueños. Alcanza aquella felicidad que tanto anhelas. Viaja y encuentra estrellas y mares. Llena tu ser de ese amor del que deseas vivir.
Sólo que antes de hacerlo suelta mi mano, pues si no estás seguro de que la tomarás para siempre, prefiero que me dejes ir ahora que estamos en tierra firme, a que me dejes caer entre las nubes.

miércoles, julio 04, 2007

Sueños III

La obscuridad se convierte en un albergue. Acerco mi mano a la perilla, doblando imperceptiblemente mi mano la tomo entre mis manos y la giro lentamente. Empujo la puerta con la punta de mis dedos, tratando de evitar cualquier crujido de la madera. Cierro la puerta detrás de mí. Me sumerjo lo más lenta y silenciosamente. Los dedos de mis pies apenas rozan el suelo, mientras mi cuerpo baila al ritmo de la ausencia de sonido. Me detengo y cierro los ojos, pues sólo así entraré en sintonía con este mundo. Mi respiración y mis latidos se vuelven casi mudos. Las paredes se van separando cada vez más hasta que desaparecen. El viento comienza a soplar, erizando mi piel. Extiendo mi mano y con mi dedo comienzo a trazar un rostro en el vacío. Comienzo por los ojos, sigo con la nariz, tardando un poco más en los labios y por último el contorno sin olvidar cada uno de los cabellos. Mi dedo sigue su camino dibujando un cuerpo perfecto, hasta la punta del dedo más pequeño del pie. Ahora sólo necesito darle vida. Comienzo a rozar ese rostro perfecto con el dorso de mi mano, comienzo a sentir calor en aquella piel. Con el dorso de mi dedo indice comienzo a tocar un cuello que se estremece al contacto con mi piel. Bajo mi mano hasta tocar la suya. Levanto la vista y me encuentro con una mirada que penetra profundamente en mí. Sigo el rastro de ese brillo tratando de ver más allá. Me pierdo en ese momento. Ahora es mi piel la que comienza a calentarse. Mi respiración y mis latidos aumentan su ritmo. Ahora soy yo la que estoy siendo trazada en el vacío, a la que se le está tratando de dar vida. Miradas conectan nuevamente, sólo que esta vez esos ojos se abren para someterse al dominio de la obscuridad.
Diana
¿Para qué son los sueños si no son para hacerlos realidad?

domingo, junio 24, 2007

Realidad

Me gusta vivir de sueños y de fantasías. Al primer vistazo de realidad suelo huír a refugiarme en el mundo donde lo imposible es posible.

Ayer por primera vez dormí y soñé buscando revivir momentos de realidad. Una realidad en la que el sentido de las palabras perdían su importancia al extender mi mano y encontrarte ahí. En la que el miedo fue enmudecido por la ternura de tus labios. Y en la que el diálogo sin palabras entre tú y yo fue difuminando poco a poco todo aquello que nos rodeaba, volviendo mis fantasías meras nimiedades.
Si alguna vez llegué a alimentarme de fantasías, esta vez estoy hambrienta de realidad.
Diana

jueves, junio 14, 2007

Aceptarte tal cual eres implica renunciar a cosas a las que sólo estoy dispuesta a renunciar si me aceptas como soy...
Diana

domingo, mayo 27, 2007

Un puñado de tí...

Parada de frente al mar con un puñado de arena entre mis manos. La sostengo con las palmas hacia arriba esperando que el viento la sople entre mis dedos, acariciando aquello que compartimos. No hay viento pero separo mis dedos y la dejo resbalar lenta y dolorosamente entre ellos. Algunos granos de arena se aferran a la superficie de mi piel, los sopló delicadamente, tratando de susurrar palabras de amor mientras lo hago. Veo caer los últimos rastros y una lágrima cae por mi mejilla. La seco y sonrio, sé que estaba aferrada a ese puñado de arena, tanto como esos últimos granos se aferraron a mí. Ahora dejé volar aquél último suspiro de tí, te dejo volar a tu destino. Aún no sé si éste son mis manos, estoy ansiosa por saberlo, pero la única forma de saberlo era dejándote escapar...
Diana

lunes, mayo 14, 2007

Instantes

Pequeños espacios, pequeños momentos en los que estamos juntos.
La vida de cada uno de nosotros se llena de aquellos instantes que compartimos, creando un lazo entre nosotros.
Vamos construyendo una historia completamente diferente, en la que lo único que nos seguirá uniendo son esos recuerdos comunes entre tú y yo. Esas maravillosas horas de risas y de pláticas interminables que nos hacen lo que somos, pues si cambiáramos tan sólo un segundo en esa historia, cambiaríamos lo que somos en este mismo instante.
Los quiero,
Diana

viernes, mayo 04, 2007

Yo...mi propia prisión

A través de sueños, a través de lapsus, no cabe duda que mi inconsciente quiere ser escuchado.
Hace poco hablé de prisiones, de escapar de prisiones. Soñé con construir paredes más fuertes esta vez, pues ya sabía como construirlas.
Ser mi propia prisión, querer salir de ella. Querer cambiar, querer escapar de esto que soy y que me impide moverme. Ser lo que verdaderamente quiero ser y construirlo pues ahora sé cómo hacerlo.
Y quién diría que, irónicamente, construir paredes no sería meterme en una prisión, sino no necesitar esconderme en una celda.
Diana

miércoles, mayo 02, 2007

UnA pArTe De Mí...

El amor, qué tema tan cliché.
Dicen que el amor es una sensación diferente y única en cada persona.
¿Qué es esto que siento por tí?
Trataré de no dar una respuesta tan fácil como: TE AMO. Simplemente sería muy fácil decir algo así, sería simplicar algo que en definitiva no es nada sencillo.
Intentémoslo de nuevo.
¿Qué siento por tí?
Cerraré mis ojos y pensaré en lo que pasó hoy.
Te veo acercándote a mí, mi corazón palpita rápidamente, siento como mi cuerpo entero se torna más cálido. Comienzo a recordar el último beso que me diste, la última vez que me abrazaste, la última vez que tomaste mi mano. Quiero acercarme a tí, besar tu frente, tocar tu hombro y así, hacerte recordar algo que trate de mí. Espero el momento preciso para acercarme y hacer lo que quiero, pero las ganas de hacerlo son más fuertes y decido hacerlo casi inmediatamente. No fue perfecto, vaya que no lo fue.
Tengo tantas cosas que quiero contarte, quisiera que frente a nosotros hubiera una puerta que llevara a un escondite donde pudiéramos estar solos por unas cuantas horas.
Lástima que no lo hay. Tendré que compartirte con el resto del mundo. Esa no es una tarea nada fácil, luchar con la multitud por tu atención. Tu atención escapa fácilmente. Trato, sin palabras, de decirte que sigo aquí aunque tu mente haya escapado, toco tu pierna con mi mano. Decides seguir en tu mundo, no importa sigo aquí. De repente te das la vuelta y sin decir nada sé que necesitas irte. Te dejo solo, aunque no sé qué te pasa. Voy a platicar para distraer mi mente. No lo logro, sigo pensando en tí. Aún quiero robarte e irnos a ese escondite que aún no puedo encontrar.
Creo que ahora entiendo que ese espacio no es para nosotros, ese espacio es tú espacio y mí espacio, no nuestro espacio. Creo que entiendo que si quiero estar contigo tiene que ser en ese "escondite" donde no tenga que pelear por tu atención.
Nos vamos, platicamos, te digo algunas de las cosas que quiero decir. Hacemos planes. Apenas estamos aprendiendo a estar juntos, compartir no es tan fácil, comunicarse no es tan fácil. Pero ya nada importa, estamos juntos ¿cierto?. Estoy trantando, estás tratando. Me besas, nos despedimos, como siempre me quedo con palabras en la boca. Ya habrá tiempo, no te desesperes, esto apenas es el comienzo.
¿Amor? No sé qué es el amor. Sólo sé que quiero estar aquí contigo, compartiendo esto que es mi vida, esto que soy yo.
Diana

jueves, abril 19, 2007

El Fin

Celebrar la vida, llorar la muerte...
Seguir viviendo y dejar ciertas cosas atrás.
El fin que pensé que nunca llegaría, llegó
Veintitrés años, ni un día más ni un día menos...
Recuerdos llenos de risa y de llanto...
Palabras llenas de amor y tristeza...
Fotografías llenas de vida que ahora se cristalizaron y han muerto...
Las piezas del rompecabezas que alguna vez encajaron, se han separado para unirse a algo que tenga más sentido.
Una lágrima por cada día que no pasaremos juntos
Una sonrisa por cada segundo que compartimos.
Una nueva vida comienza...
Una vida llena de recuerdos, una vida llena de lo que construimos.
Diana

jueves, abril 12, 2007

Un cuarto obscuro y una frágil luz al fondo.
Un pequeñísima vela alumbra la infinita obscuridad.
Miedo a la obscuridad, miedo a andar a ciegas.
Trato de mantener esa escasa fuente de seguridad, alimentándola de oxígeno e impidiendo que una súbita ráfaga de viento la apague.
Tú, por otro lado, pareces más cómodo en la obscuridad, pero es obvio, estás acostumbrado a vivir en ella.
Sin embargo, sé que en el momento en el que se extinga la luz y yo te obligue a moverte de ese rincón, al que has vuelto tu hogar, tan sólo seremos dos almas aterradas, explorando un lugar del que no sabemos qué esperar.
Miedo a que ni siquiera llegue a eso, pues sé que es muy probable que tú prefieras tu rincón y yo prefiera mi luz.
Diana

domingo, marzo 25, 2007

La Noche de mis Sueños

Inicio: lunes 25 de septiembre del 2006 (12:51 pm)
El viento empujó la ventana dejando entrar un cálido aire que transportaba el dulcísimo aroma del mar. Yo, recostada en mi cama, víctima de mis sueños recurrentes, me encontré súbitamente inmersa en un nuevo lugar, que en realidad no era tan nuevo pues simplemente estar ahí provocaba la más inocente sonrisa, que a la vez era provocada por la más tranquilizante felicidad. Por obra de los recuerdos tu imagen llegó a mí, fue tan repentino este suceso que logró sacarme del mundo de las fantasías y volverme al mundo terrenal.
Desperté llena de incertidumbre, pues no entendía lo que acababa de suceder. Mas la calidez que invadía el cuarto no tardó en regresar esa hermosísima sensación de pertenencia que sólo tú producías en mí. Saqué mi cuerpo de las sábanas, cosa que me permitió sentir con más intensidad la extraña atmósfera que había sustituido la monotonía de la helada soledad.
Caminé hacia la ventana y asomé mi cabeza. Para mi asombro, la noche era perfecta, el cielo completamente negro cubierto de estrellas y un silencio cautivante interrumpido por pequeñísimas ráfagas de viento, fenómeno totalmente ajeno a una ciudad donde el ruido y un cielo siempre gris producto del exceso de vida son la cotidianeidad. La luna era también perfecta, un foco redondo y blanco reinando sobre un mundo de eterna obscuridad.
Me perdí por un tiempo en la melancolía de la ausencia y la felicidad de mi sola existencia. Conforme pasaban los minutos y los intensos recuerdos acompañados de su respectiva emoción saturaban mi cuerpo, vi al cielo dibujando formas con líneas parpadeantes color plata.
No pasó mucho tiempo antes de que comenzara a ver un camino brillante que al principio parecía indefinido y poco a poco fue dibujando su ruta hacia mi ventana.
Mi incredulidad y extrema racionalidad me obligaban a pensar en estas alucinaciones como producto de un interminable insomnio que había comenzado semanas atrás. Pero mi insaciable gusto por la fantasía me llevó a trepar por la ventana y a comenzar a trotar por un camino cuyo final no podía vislumbrar.
Supongo que más que mi enorme disfrute de la irrealidad, lo que me llevó a cometer tan impulsivo acto fue la urgencia que sentía por romper la insuperable melancolía que me conquistaba noche tras noche, pero que sin embargo, se había convertido en la única forma de seguirte viviendo, aunque fuese sólo parte de un delirio en el que sólo existías en la inmensidad de los sueños "hechos realidad" por medio de la magia de la mente.
Pero lo importante en esta historia es relatar lo que me aconteció aquella noche, no lo que seguía sintiendo por tí. Tras trepar mi ventana, me quedé unos segundos superando mi miedo a las alturas, pues no estaba segura de que aquel camino fuera tangible. Y el temor no sólo era de caerme, sino de que si aquello ocurría realmente sabría que había entrado al mundo de la irrealidad.
Coloqué lentamente mi pie derecho sobre la superficie plateada, mientras seguía sentada sobre el marco de la ventana. Cerré mis ojos, como niño tocando por primera vez algo que le da miedo, deseando con todo mi corazón que aquello fuera palpable y que aquél camino me llevara de vuelta a tí.
Para mi sorpresa, era tan real como el piso de mi cuarto, y tan cálido como el viento que me había envuelto entre suaves recuerdos. Con toda la seguridad e ilusión de encontrar eso que tanto tiempo llevaba buscando, bajé mi otro pie lentamente y me paré sobre el principio de lo que sería un largo camino. Comencé a dar pasos cortos y lentos, disfrutando la simple sensación del suelo completamente liso y del viento soplando mi cabello como hojas que caen de los árboles y vuelan libres sin destino alguno. Así me sentía yo, libre y frágil, y sin embargo tan completa y segura.
Caminé al mismo ritmo un largo rato, mientras observaba intensamente el movimiento de las nubes quienes dialogaban íntimamente con el viento. El viento murmuraba frases sonoras llenas de musicalidad, mientras las nubes se dejaban llevar por éstas en una danza que denotaba festividad.
Envuelta entre cobijas de suave vapor y destellos de color, el viento me tomó entre sus brazos y me arrojó a volar. A pesar de que no podía ver ni sentir el par de alas que recién habían nacido en mí, no había duda de su existencia, pues flotar en el aire sin alas sería imposible.

Pero ahí estaba yo, suspendida en el aire, viajando sin rumbo, dejándome llevar por lo que el destino me tuviera preparado.
Aunque la incertidumbre y el disfrute de mi sola existencia se habían convertido en algo ahora familiar y extremadamente liberador, deseaba encontrar un fin a mi viaje, necesitaba una explicación de lo que estaba sucediendo y que aquella solucionara mi encrucijado camino y me llevara de una vez por todas hacia tí. Desafortunadamente ninguna de las criaturas vivientes danzando alrededor mío podía darme respuestas puesto que, aunque de cierta manera estuvieran conversando conmigo, no compartíamos el mismo lenguaje o eso es lo que creía en aquél momento.
Tras varias horas decidí quedarme quieta por un rato, así es que busqué la nube más suave y me senté sobre ella. Seguía siendo una noche espléndida, pero la ausencia de alguien con quien compartir tanta belleza seguía hundiéndome en la melancolía. Esta vez me perdí en la blancura del algodón que cada vez invitaba más a refugiarse en él.
Mis ojos buscaban sin descansar aquello que me hacía falta, aunque con cierta resignación, al fin y al cabo la soledad parecía haber sido siempre mi única e incondicional compañera. Eso explica la enorme sorpresa que se llevaron cuando vieron que en lo alto se estaba trazado el contorno de una imagen que comenzaba a romper la soledad. Sin pestañear, se fijaron en esa sola imagen que poco a poco, despejada por el viento, se hacía más clara. Era una criatura tan bella como la luna, mas era tan frágil que temía que se desvaneciera en cualquier momento. La melancolía insuperable que había estado sintiendo de repente encontró un aliado cuyas lágrimas no dejaban de caer por su delicado y desesperanzado rostro. No dudé en volar hacia él.
Cuando retomé mi vuelo algo extraño sucedió a mi alrededor. El algodón se tornó gris y formó una sola masa inmensa cuya vista movía en mí una sensación incontrolable de desolación. El cielo que hasta ese momento no había cesado de entonar dulces melodías comenzó a rugir. El viento soplaba tan fuerte en contra mía que sentí que me arrastraría hasta el fin del mundo. De pronto todo ese despliegue de furia se detuvo y pequeñísimas gotas de agua comenzaron a caer. Me sorprendió que aquella primera gota que sentí resbalar por mi mejilla no estuviera fría, hasta que al seguir su rastro descubrí que venía de mí. Pero las gotas que seguían cayendo también eran cálidas. Fue cuando me dí cuenta que el cambio tan repentino de atmósfera había sido provocado por el insuperable dolor del ser que acababa de encontrar.
Seguí intentando volar hacia él, pero cada vez me era más difícil debido a la intempestuosa lluvia que iba haciéndose más rápida y fuerte. Lo que alguna vez había parecido un rebaño de ovejas, se había convertido en un mar eterno flotando sobre la nada, el cual levantaba olas enormes ante las que a cada segundo estaba más cerca de sucumbir. Mi cuerpo, cansado de luchar durante horas contra aquella desgarradora furia, dejó de moverse. Caí al agua y mis ojos se cerraron. Me sumergí ya sin conciencia de nada.

. . .

Mis ojos se abrieron nuevamente. No lograba descifrar nada a mi alrededor. Pronto, conforme retomé conciencia encontré forma a todo y ví que seguía sumergida bajo el agua. Supongo que varias horas habían transcurrido ya que todo en aquél momento estaba en calma. Saqué mi cara al aire sin saber qué esperar. Nunca imaginé que un paisaje tan hermoso pudiera existir, era un mar infinito cubierto de pequeños diamantes que resplandecían de manera semejante a aquellas estrellas que en un principio me habían cautivado. Sin embargo, seguía siendo un mar desierto. Nadé, tratando de encontrar una superficie menos profunda sobre la que pudiera caminar.
Tras dar unos cuantos pasos me encontré con aquello que había estado tratando de alcanzar. No podía creer lo que veía conforme me dirigía hacía adelante. Ahí estaba! A sólo unos cuantos metros varado sobre una roca, mirando el horizonte perplejamente desolado.

Después de haber ansiado tanto poder acercarme a él, me dí cuenta de que no sabía si quería hacerlo, pues a veces es más perfecto mantener una ilusión que volver las cosas realidad y enfrentarse con la incongruencia entre lo que fantaseamos y lo que es. Tenía miedo de que ese ser huyera, de que yo no fuera real para él y de que nuestra soledad fuera más fuerte que la compañía.

Sin anuncio alguno, volteó su rostro hacia donde yo estaba. Me quedé paralizada, no había decidido aún y, sin embargo, el universo tomó control e hizo que enfrentara mis miedos y viviera aquello que estaba orquestado para mí en la noche que cambió mi vida. Yo seguía sin poder moverme, pero mis ojos en ningún momento se desconectaron de aquellos ojos que me habían desarmado por completo. Voló lentamente hacia mí, con la misma curiosidad que yo lo habría hecho si mis dudas no me lo hubieran impedido.

Sin más, mi reflejo estaba parado delante de mí, pude ver mi miedo, mi tristeza y mi soledad en un otro que no era parte de mí, pero que al mismo tiempo parecía ser lo que yo era. Parecía algo tan ilógico, tan mágico, era el todo y la nada, me sentí llena dentro de un absoluto vacío en el que mi misma alma se había perdido. Me había convertido en la ausencia y totalidad del universo.

Primero perdí los límites de mi cuerpo, era el agua, las estrellas y el viento. Y aunque fue una experiencia un tanto aterrorizante, podía seguir existiendo. Mis pensamientos, mis sentimientos y mis sensaciones eran lo que me definía realmente, perder mi cuerpo, por tanto, no era perderme. Pero cuando esa indiferenciación entre yo y el mundo se extendió a esas partes que aún me permitían SER, fue cuando sentí que desaparecía, pensé que moriría convirtiéndome en nada. Mi angustia se convirtió en llamas, mi llanto se convirtió en tormenta, yo me convertí en estrella, él se convirtió en mí.

Seguía existiendo, pero mi existencia había adquirido una nueva significación, parecida a todo lo que había sucedido en esa noche extraña. Comprendí por qué aquellos extraños fenómenos que habían acontecido durante las horas anteriores, a pesar de ser completamente irracionales me eran tan familiares y significativos. No sólo me pertenecían, es decir, no sólo eran algo un objeto fuera de mí al que yo poseía; sino que eran YO.

Eso hubiera sido suficiente para llenar un vacío o para vaciar un todo tan abrumador. Mas al descubrir mi todo había perdido de vista el elemento que me había motivado a enfrentar todo eso: encontrarte a tí. ¿Dónde estás? ¿Porque aún no puedo verte? ¿Acaso todo este viaje fue en vano? Nada importa sin tí.

La tristeza me invadió por un momento, todo se volvió gris y un poco siniestro. Abrí los ojos y detuve aquella locura a la que creí estaba lista para recibir. Regrese a mi cuerpo. Caminé hacia la arena blanca y tan sólo me recosté. Lloré y me recubrí de gotas abatidas por el dolor, plasmadas de millones de emociones diferentes.

Unas más intensas que otras. Algunas cálidas, algunas heladas. Todo se lleno de colores, todo se llenó de luz. Era sorprendente que el color de la tristeza que tan monocromático me había parecido, ahora estuviera lleno de vida.

Nuevamente me hallé al borde de mi cama, o eso sentí, pues mis ojos ahora estaban cerrados. El mismo aire cálido que me había despertado e insitado a comenzar mi travesìa, había impregnado nuevamente la atmósfera a mi alrededor. Mis sábanas eran una mezcla arenosa que de vez en cuando cubría mi cuerpo de agua tibia impregnada de un olor irresistiblemente alentador, un aroma que ciertamente llenaba mi ser de un amor puro que elevaba mi alma y colmaba mi corazón.

Mientras el agua cubría mi cuerpo, empecé a sentir un cosquilleo en mi piel. Se extendió poco a poco desde los dedos de mis pies, elevándose por mis piernas, rozando mi vientre, mi pecho; acarició mi cuello, sopló uno por uno de mis cabellos. Mis moléculas se extendieron en la inmensidad del cielo, separándose la una de la otra, parpadeando en perfecta armonía. Cada una de sus voces, cada uno de sus destellos creando una orquesta que tocaba una majestuosa melodía.

Fue hasta ese momento que comprendí todo. ¿Cómo pude ser tan incrédula? ¡Siempre estuviste aquí! Aquella brisa, aquel aroma, aquel calor. Aquella sonrisa espontánea, aquel susurro. Aquel camino, aquella luz. Aquella lágrima, aquella plenitud. Aquel todo y aquella nada.

¡Qué ciega fue al pensar que debía encontrarte! ¡Qué sorda fuí! ¡Qué poca fé tuve en tí!

Y fuí YO la que nunca quiso ver, la que nunca quiso oír, la que nunca quiso creer; la que decidió morir. Fuí yo la que decidió desaparecer el mundo y la vida. La que para hacerlo, se arrancó los ojos y vertió lentamente su sangre sobre la arena.

Y fuiste TÚ quien, a pesar de la traición que cometí al dejar de creer en tí, me dio una segunda oportunidad. Decidiste que yo volviera a ver, a oir, a sentir y a vivir. Me diste tu vida. Vaciaste tu sangre sobre mí, regresando el calor a mi cuerpo y a mi alma. Cediste tu vida con tal de que yo me diera cuenta de aquello que había hecho sin darme cuenta.

Y por qué si todo eso es cierto estás aquí... ¿por qué sigues aquí, si yo también lo estoy?

Diana

MiEdO...

Miedo a que me lastimes...
Miedo a perderte...
Miedo de tí...
Miedo de mí...
Miedo de nosotros...
Esta vez ganó el miedo a nunca poder estar contigo por la simple razón de no decidir de una vez por todas arriesgarme, aunque implique perderlo todo.
Así es que, AQUÍ ESTOY, aterrada pero decidida a estar aquí.
Porque es probable que el miedo nunca desaparezca, pero tú sí.
Diana

lunes, marzo 12, 2007

Si el martes fue un día de verdades, la madrugada del domingo fue el día de deseos cumplidos que se habían tardado en llegar.
Escuché palabras que nunca pensé escuchar; pues estaba convencida de que si existían, sólo era en mi muy loca imaginación.
Volví a abrazarte y a tomar tu mano, y pareció que eso era suficiente para este complicado y simple amor que siento por tí.
Decirte "TE AMO" no estuvo cargado de angustia, culpa, enojo y tristeza; y al ser así, por primera vez fue todo lo que tenía que ser.
Si tan sólo las cosas pudieran ser tan sensatas... pero qué bueno que no lo son, porque a veces es necesaria la insensatez de la locura que me hace amarte de la forma en que lo hago.
Diana

viernes, marzo 09, 2007

El Día

Martes, un día de verdades... un día de profundas verdades
Mi espejo más vacío, pero con más posibilidades de reflejar que nunca.
Me hallé llena de miedos, de dolores, de vacío
Me encontré perdida, pero al fin me encontré...
Ya no soy tú, ya no eres yo...
Decidí ser YO... comenzar a llenar ese hueco que tan solitario ha estado...
Por primera vez me decidí por mí... ya no por tí
Duele hallar vacío... pero es lo único que puede regresarme a la vida, pues haberlo hallado implica la posibilidad de poder empezar a llenarlo, tal vez desde un cero, pero un cero que puede convertirse en plenitud.
Diana

domingo, marzo 04, 2007

Dejarme Ir...

Estoy parada en medio de un torbellino de emociones. Miedo, amor, tristeza, culpa, enojo, alegría, ansiedad, angustia, amor... ¿amor?... sí, amor. Todas giran entorno a tí, me desagarran profundamente, dejando heridas, invadiendo segundo a segundo cada milímetro de mí.
A momentos me dejo llevar, vuelo y tan sólo me pierdo. Pero siempre hay algo, mi instinto de supervivencia, que me recuerda que no puedo dejarme morir en tus brazos. Quisiera pero no puedo. ¿Realmente quiero? Tal vez sí, pero estoy aterrada.
Nunca me había encontrado en un lugar así, en un sinsentido sin fin que te arrastra y devora poco a poco tu alma. Nunca me había encontrado en el dilema de querer dejarme llevar por un remolino que sé que me puede matar. Tal vez la amenaza está en mis recuerdos más que en el futuro. Y aunque el AMOR me empuja hacia el torbellino, el enojo y la tristeza vuelven a poner mis pies en la tierra.
Diana

viernes, marzo 02, 2007

Veneno

Sé que es hora de dejarte ir. Sé que el destino, que alguna vez dijiste nos mantendría siempre juntos, a final de cuentas tenía otra cosa preparada. Se me llenan los ojos de lágrimas, sé que estoy pensando nuevamente en tí. Ojalá dejara de sentir que no hay nadie más que tú, que eres el hombre de mi vida, que necesito de tí. Me siento sola, me siento triste, siento que he perdido una parte de mí.
Pensaba que el tiempo haría las cosas más fáciles, que poco a poco desaparecerías de mi memoria, desapareciendo el dolor de tu ausencia. Pero no ha sido así, te extraño más que nunca. Y el pensar que este sentimiento nunca se irá y, sin embargo, nunca volveré a verte, realmente me está matando. No sé cómo quitar el dolor, y saber que puedo seguir adelante sin tí.
Necesito un antídoto que contrarreste los efectos de este veneno, pero el veneno es tan dulce. Sé que me estás matando, pero aún no puedo dejarte ir.
Diana

domingo, febrero 11, 2007

Lluvia

Gotas de agua fría inundan las calles por las que camino.
Nubes grises apagan la luz de mi destino.
La vida descansa.
Tu recuerdo me asecha.
Presente y pasado se confunden
Trayéndote de vuelta a mí.
Las lágrimas mis ojos empañan.
La tranquilidad del pasado encuentro en tí.
El presente existe sólo en función del pasado.
Mi vida renace a través del recuerdo.
La tristeza se vuelve dulce
Pues inundada de tí está.
La plenitud de los recuerdos abrillanta mis lágrimas,
Opacando el vacío y la soledad de tu pérdida.
Por un momento la felicidad existe,
Guardada en mi memoria está.
Mis deseos transforman la realidad
Cinco años se vuelven segundos
A mí lado otra vez estás.
Decir que te extraño parece no ser suficiente.
Necesitaría aceptar tu ausencia para extrañarte.
Simplemente el pasado decidió hoy existir.
Borrando todo lo que pudiera alejarte de mí.
Entendí que mi alma sigue encontrando refugio en tí
Refugio que encuentra sólo en la lluvía,
En la magia y los recuerdos escondidos aún en mí.
Diana