caminaba lentamente por la acera de una intransitada calle. El silencio era tal, que lo único que oía era el tacón de mis zapatos golpeando el piso suavemente.
Poco a poco me sumergía en el sonido rítmico de mi respiración, del viento golpeando contra mi cuerpo, las hojas cayendo por el aire. Sonidos que a su vez traían imágenes y sensaciones a mi ser.
El viento se transformó en susurros que rozaban suavemente mis oídos. Sin saber cómo, lo único que comencé a sentir era la ternura de tus dedos acariciando mi cabello, el calor de tus labios despertando los míos, la fuerza de tus brazos permitiéndome ser débil.
Por un momento pensé que me perdería en el momento. Estaba dispuesta a dejar que el viento me tomara entre sus brazos y me envolviera entre las hojas que la vida desechaba.
No tardé mucho en darme cuenta que eso no estaba tan alejado de la realidad. Segundo a segundo vives en mí y en el mundo que me has creado con el fin de no dejarme despertar del maravilloso sueño que eres TÚ...
Diana
...lo único que quiero hacer es quererte
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