viernes, diciembre 11, 2009

En la tiniebla de la soledad

Majestuosa luna plasmada de misterio que envuelve a quienes tratan de descubrir su verdadera esencia. He aquí que en una noche espléndida, alumbrada por una corte de estrellas haciendo reverencia, es que se devela uno de los amores más sinceros e imposibles jamás contados. Un amor inmerso en la lejanía y el misterio de la comunión eterna que trasciende el tiempo y la realidad. Tan misterioso ser aquella luna que día tras día decide mostrar una faceta diferente de sí misma, una faceta que sólo es una parte del todo, un todo que pareciera ser un secreto para todo ser. Es de esta forma que aquellos que hipnotizados por su hermosa belleza, esperan cada 28 días para tener un panorama lo más completo posible de esa hermosa y solitaria criatura. Sin embargo, detras de ese velo blanco y destellante, duerme una hermosa criatura cuyo misterio es tal, que los hombres viven engañados bajo la creencia de que detrás de aquél redondo y cambiante exterior, no existe nada más que eso. Esta criatura de la que les hablo, es una mujer mundana como aquellos que la desconocen y la admiran sin saberlo. Es una mujer completamente humana como nosotros con la salvedad de que ha sido condenada a vivir eternamente en aquél castillo rodeado de vapor desvaneciente y una corte de estrellas que iluminan su reino. Su reino aunque es más hermoso de lo que nuestros mortales ojos nos permiten apreciar, lleno de cascadas, bosques y playas, de criaturas cuyo canto es un concierto y cuya apariencia un deleite visual, es el paradisiaco y solitario hogar de esta reina humana perdida en los valles celestes.
Mientras tanto, en un mundo también lleno de inmensa soledad, habitaba un hombre cuya aparente fortaleza asombraba a todo aquel que lo conoce. Su complexión era fuerte con un aire de misterio. Su estatura media y su corpulento cuerpo que caracterzaban a este hombre de implacable carácter, mantenían al margen de su vida a todo aquel que intentaba acercarse más allá de esa impenetrable fachada. Sin embargo, para todos aquellos que, por azares del destino o de pureza del alma, habían logrado traspasar esa primera fachada y habían logrado contactar con sus ojos café obscuro que parecían contar una historia de amores rotos, traiciones y tristeza, que a la vez, de forma totalmente absurda bajo esta historia, tenían un pequeño destello brillante y lleno de inocencia y esperanza, este hombre ya no parecía ser ni tan fuerte ni tan misterioso. De la misma manera, su rostro parecía un mapa de una travesía en curso, la cual mostraba batallas perdidas, batallas ganadas, trofeos y heridas de gerra. Debajo de esos ojos inmensamente profundos de los que ya hablé, su rostro dibujaba un entramado de líneas obscuras que mostraban sabiduría y a la vez cansancio, como si se tratara, a pesar de ser tan joven, de un viejo lleno de experiencias y listo para divulgarlas a todo aquél que quisiera oírlas. Su frente también dibujaba un paisaje semejante, lleno de árboles muertos en medio de un campo de batalla desierto y gris.
Diana
Continuará...
Qué alejada estaba de este mundo de palabras que vuelve todo tan real y que mantiene viva la historia de tí y de mí. ¡Absolutamente irreal que acuda una y otra vez a este espacio para encontrarte y encontrarme sentido!

miércoles, mayo 27, 2009

Si me atrevo a decir que no te extraño es simplemente porque es la más grande y absoluta mentira.

domingo, mayo 03, 2009

¿Un adiós?

Me detengo súbitamente después de semanas de movimiento sin dirección. Me encuentro parada en el límite del infinito abismo del que intentaba huir. Esperándome ahí siguen todas aquellas emociones confusas que no puedo resolver. Está tu recuerdo inmerso en cada respiro que doy. Cada respiro se vuelve profundamente doloroso, recordándome que sigues ahí. No has partido, simplemente me dí la vuelta pretendiendo tu desaparición. Mi corazón partido en mil pedazos, que por años he tratado de pegar. Es imposible de reparar aquí en este instante y en este lugar. Mil partes distintas en mí que parecen no tener nada en común excepto tú. Mil lágrimas, mil sonrisas, mil "te amo", mil "te extraño" que nunca llegaron a tí. Estabas y nunca estuviste, huiste pero nunca dejaste de estar. En cada segundo de mi existencia durante estos años siempre respiré de tí. La cuestión no es tan sencilla como la presencia o ausencia de amor y deseo infinitos. Fuí total y absolutamente tuya, una y otra vez, únicamente tuya, una y otra vez. Deseo, maldito deseo que volvía todo tan borroso cada vez que estábamos tan cerca de una verdadera respuesta a todo este enredo. Maldito deseo que volvía todo tan sencillo y tan complicado después de partir. Amor, maldito amor que justificaba todo aquello que me dolía, todo aquello que nos separaba. Tristeza, sabia tristeza, que me protegió incansablemente. Dolor, estúpido dolor, que me alejó una y otra vez. Sigo aquí encerrada, tratando de encontrar sentido a este remolino de sensaciones encontradas sin pensar que el único sentido se encuentra inmerso en la abstracción de lo indescriptible, en lo ilógico de este viejo, cansado, terminado e inolvidable amor.
Diana